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Fanm nan fwontyè, fanm toupatou

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En 2011 el Observatorio Migrantes del Caribe [OBMICA] lanzó un estudio pionero sobre la violencia contra la mujer migrante haitiana en la frontera dominico-haitiana: Fanm nan fwontyè, fanm toupatou [1].

El 12 de julio de 2011, la joven Rooldine Lindor, estudiante universitaria de nacionalidad haitiana, fue violada y asesinada en Santo Domingo Este. Aunque el acontecimiento podía haber pasado desapercibido en el marco de un aumento general de la delincuencia y la criminalidad en la República Dominicana, suscitó una reacción inesperada de indignación de parte de la comunidad haitiana que vive en el país; indignación que tuvo reflejo en los medios internacionales y, lo que es más importante,  en las esferas de más alto nivel del país vecino, Haití.  Así, y a pesar de estar en pleno proceso de nombramiento de un nuevo gobierno, la incipiente Administración del Presidente de Haití, Michel Martelly, no permaneció quieta, y dio seguimiento al caso al apoyar la visita a Santo Domingo de  parlamentarios haitianos  con el objetivo de discutir las condiciones en que se encuentran los haitianos en la República Dominicana, pero haciendo hincapié en el caso particular de Rooldine Lindor.

La prensa haitiana describió este femicidio como “una bofetada” a los haitianos que viven en la República Dominicana. Por otro lado, grupos de feministas y otros actores de la sociedad civil dominicana se solidarizaron con la comunidad estudiantil haitiana, mostrándose alarmados por lo ocurrido.  Algunos analistas  han señalado que el asesinato de esta joven extranjera podría tener un impacto semejante a lo que fue la secuela de la muerte de la inmigrante dominicana Lucrecia Pérez, en Madrid, hace dos décadas cuando dicho acontecimiento logró movilizar un movimiento más sostenido que nunca en pro de los derechos de las mujeres inmigrantes en España.  Cabe destacar, no obstante, que se hizo justicia en el caso de Rooldine Lindor en abril de 2012.

Sin embargo, hay otros contextos sociales y geográficos en la isla que comparten Haití y la República Dominicana en los que la mujer migratoria haitiana tiene sus derechos violados diariamente en un espectro amplio de vulneraciones, cuya manifestación más habitual es la violencia contra las mujeres. ¿Por qué no recibe la  atención debida la violencia contra las mujeres migrantes en estos otros escenarios? ¿Es por qué se trata de una mujer que no vive en una ciudad grande y metropolitana sino en los intersticios entre dos países? ¿Es por qué se trata de una mujer de un rango más bajo en la estratificación social? ¿Es por qué no tiene un estatus migratorio positivo? El estudio de OBMICA previamente reseñado procura sacar de la invisibilidad a algunas de estas mujeres que viven y trabajan en situaciones de alto riesgo en cuanto a su seguridad ciudadana, para que ellas puedan imaginar, por razones socio-culturales arraigadas, que esta gama de violencia en su contra es parte de la cotidianidad.

El caso que nos ocupa se sitúa en la frontera dominico-haitiana, siendo su escenario específico el del binomio de las ciudades Comendador (en la provincia de Elías Piña del lado dominicano) y de Belladère (en el departamento del Plateau Central del lado haitiano).

Llama la atención el bajo perfil social de las mujeres migrantes en este entorno en que, en el peor de los casos, pueden ser asesinadas sin aparecer en ningún registro en el país, o pueden ser repatriadas a Haití sin el respeto judicial ni el reconocimiento del protocolo binacional que rige en la materia.  Hay una serie de factores que confluyen para mantener en la impunidad a los perpetradores de la violencia (mayormente hombres pero no exclusivamente), ya sea en el cruce formal o informal, en el ámbito familiar, en su trabajo en casas de familia, en los prostíbulos de la zona, o en el mercado fronterizo del lunes y viernes en Comendador.

foto blog wooding obmica

Esta mujer haitiana (foto) ejerce el comercio transfronterizo, saliendo de su casa a pie en Belladère para vender poncheras en el mercado binacional.  El comercio binacional es una actividad económica de larga data para mujeres haitianas, quienes han estado viajando a ciudades fronterizas y hasta Santiago en el interior de la República Dominicana, vendiendo productos agrícolas y manufacturados desde el siglo XIX.

© Hillary Petrozziello

La investigación de OBMICA: Fanm nan fwontyè, fanm toupatou: Una mirada a la violencia contra las mujeres migrantes haitianas en tránsito y desplazadas en la frontera dominico-haitiana

Mujeres y niñas haitianas experimentan múltiples formas de violencia en la frontera dominico-haitiana, como migrantes, comerciantes trans-fronterizas, o personas desplazadas después del terremoto en Haití de 2012. Los medios de comunicación internacionales han llamado la atención sobre la violencia sexual contra las mujeres en los campamentos para personas internamente desplazadas, pasando por alto la situación de mujeres y niñas que cruzan la frontera terrestre para desplazarse a la República Dominicana.  El estudio cualitativo de OMBICA se centra en la recolección de historias de mujeres sobrevivientes para visibilizar los tipos de violencia que se dan en su contra, determinar cuáles son sus perpetradores, qué tipo de respuesta institucional se da y qué vacíos se producen en materia de protección y servicios.  Además del grave problema de violencia doméstica, las mujeres haitianas narran experiencias de acoso sexual y abuso en puntos de cruce oficiales; violaciones y asesinatos en “el monte”, donde hay puntos de cruce informales, abusos en el mercado fronterizo bi-semanal y en las casas de familia donde trabajan, repatriaciones sin un proceso legal, prostitución forzada, y trata de mujeres y niñas.

Las autoras de la investigación realizada por OBMICA, Allison J. Petrozziello y Bridget Wooding, proporcionan un conjunto de recomendaciones a los dos gobiernos de la isla, autoridades locales, sociedad civil, organizaciones internacionales y a las mismas mujeres migrantes con el objetivo de poner fin a la violencia contra fanm nan fwontyè, fanm toupatou (mujeres en la frontera, mujeres en todas partes) en República Dominicana.

 


[1] El título “Fanm nan Fwontye, Fanm toupatou” es una frase en creole haitiano que quiere decir “Mujeres en la frontera, mujeres en todas partes”.  Se eligió este título para hacer visible la creciente feminización del flujo migratorio haitiano hacia República Dominicana.


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